22/11/07

Diario de China: Día segundo. El mito que se hizo realidad

Quin Shi Huang (AC 259-AC210) fue el primer emperador en unificar lo que hoy conocemos como China, y lo hizo a base de diplomacia, traiciones, inteligencia y muestras de poder. Pero no solo unificó el imperio, sino también el sistema de pesos y medidas, el lenguaje escrito y la moneda. Otros proyectos llevados a cabo durante su gobierno fueron la construcción de caminos y comunicaciones entre las distintas fortificaciones que se repartían por todo el territorio de manera aislada (hay quien ve aquí un antecedente de lo que luego fue la 'Gran Muralla China').
Tras su muerte, y con el paso de los años, se fue creando un mito o leyenda según la cual su tumba era un mausoleo en el que habrían trabajado más de 700.000 esclavos. Se trataba de una pirámide de 115 metros de altura y con una longitud en su base de 345 de este a oeste. En su interior existirían tesoros incalculables, protegidos por ríos de mercurio, que fueron introducidos por orificios en la piedra, laberintos y trampas mortales. Todos los artesanos que conocían los secretos del mausoleo fueron enterrados vivos con su emperador, al igual que toda las concubinas que no tuviesen hijos. Posteriormente toda la construcción fue cubierta de tierra y se plantaron miles de arboles simulando una montaña. Después todo cayó en el olvido y durante siglos la montaña no fue más que eso, una montaña en medio de otras muchas.
Fue en los años 60 del pasado siglo, cuando los arqueólogos comenzaron a realizar estudios y tomar muestras en la zona. Se han descubierto rastros de mercurio y la tumba aparece totalmente señada y sin ninguna señal de haber sido violada. A la espera que exista una tecnología lo suficientemente avanzada para abrirla sin dañar su contenido, los arqueólogos se frotan las manos ante un descubrimiento que puede superar en importancia a la tumba de tutankamon en Egipto.
Transcurridos más de 2000 años desde su construcción, la tumba del emperador Quin permanece aún cerrada, pero la montaña se puede visitar (40 yuan), incluso subir a su cima, y disfrutar de un paseo por los alrededores, que aparecen repletos de restos de lo que tuvo que ser una de las obras más mastodónticas de las que se tiene noticia. En total se cree que se necesitaron 38 años para completar los trabajos, e intervinieron más de 2 millones de personas. Casi nada.
















Foto panorámica de la montaña-tumba del emperador Quin.




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