15/1/08

El gran Buddha

Joder, como pasan los días. Miro el calendario y descubro que llevo un mes sin escribir una palabra. Ya se ha terminado el turrón, así que toca volver a contar algo sobre lo que me he ido encontrando en mi vagamundeo asiático. Tengo los dedos oxidados y la cabeza como un bombo rociero- y es que la Navidad ha sido dura, y muchas las fiestas que guardar-. Por eso, espero me perdonen si resulto incluso más aburrido que de costumbre.

Hoy quiero hablarles de una estatua de buddha que hay en la isla de Lantau. Es sin duda una visita obligada si se viene por Hong Kong, y no solo por lo espectacular que pueda resultar la susodicha estatua, sino también porque el camino viene acompañado de algunas vistas de vértigo, con montañas en bañador de flores tomando el sol en la playa. La mejor manera de llegar hasta allí, es el autobús al Po Lin Monastery desde los alrededores del aeropuerto. Eso si, el paseo puede resultar un tanto movido ya que discurre por carreteras de montaña no siempre en buen estado. Pero se llega, y nos encontramos entonces una estatuita de 26 metros de altura, de esas que te parten el cuello si la miras a la cara, y en cuyo interior hay un templo de varias plantas. Para más inri, todo está en la cima de una montaña que mide exactamente 268 escalones y que se tarda un buen rato en subir.

Los alrededores están repletos de tiendas para turistas, donde lo mejor es no comprar nada, a no ser que queramos pagar varias veces el precio real de cualquier cosa. Hay construido, incluso, una especie de centro comercial disfrazado de pueblo, pero que presenta un aspecto un tanto deprimente puesto que el telecable que se supone te trae hasta aquí no funciona de momento (al parecer se cayó una de las cabinas cuando estaban realizando pruebas).

Si te entra hambre, existe un restaurante vegetariano donde podrás degustar la comida que comen los monjes. Baste decir, que es el único sitio al que no volvería a comer de todo Hong Kong, y eso que me encantan las verduras.