4/12/07

Diario de China: Día sexto. Con la mierda en los talones

Me había fijado que los pantalones de los niños pequeños tienen una abertura trasera del tamaño de una cuarta. La razón es bastante sencilla: cuando un enano recibe la llamada de la selva y dice eso de "mama pipí" o " mama caca", es mucho más sencillo abrir por detrás y dejar al descubierto el culete del sujeto, que tener que desabrochar botones y bajárselo todo hasta los tobillos. En vista que la razón parecía, en principio, convincente, y justificaba que a los enanos se le congelaran los bolindres en invierno, quedé a la espera de una demostración del asunto.
Estaba esperando el autobús de vuelta a la ciudad, cuando me fijé en la figura de uno de estos enanos que tiraba del brazo de su madre. 'Ésta va a ser', me dije, 'el niño no aguanta más y, como no hay un baño cerca, la mama le saca el pilindolo y a regar las macetas'. Sin embargo no fue así la historia y, ante mi sorpresa, la madre le abrió la trasera al niño, que allí, en medio de la cera y con todo el mundo pasando, se puso en cuclillas y soltó, para que me entiendan, algo así como un kilo de 'Nocilla'. Me quedé de piedra y esperando a que alguien hiciera o dijera algo. Pero nadie pareció notar nada extraño en que un mocoso se cagase en medio de la vía publica y dejara allí el 'bollicao' del desayuno. Entonces llegó el autobús y me marché, aún incrédulo, de allí.

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