En la Tradición Taoísta, un árbol simboliza la eternidad, por lo que, aquel que es capaz de conservar uno en una maceta tiene asegurada la vida eterna. Ésta parece razón suficiente para que hace unos 2000 años los monjes taoístas se iniciaran en el tema de los bonsáis, un arte que luego copiaron mis amigos los japoneses y que convirtieron en un negocio rentable.

Recuerdo que, cuando yo era un niño, Felipe Gonzalez los cultivaba, y que era una afición bastante cara y no al alcance de cualquiera. Hoy día, sin embargo, no resultan tan raros y es relativamente fácil hacerse con uno de estos arbolitos por dos duros.

Los que no son tan fácil de encontrar, son los que hay en Ching Chung Koon, cerca de Tuen Mun. Llegar hasta aquí tiene su historia si no te lleva alguien que conoce el camino ( Ferry Pier 615 desde Yuen Long ), pero este complejo taoísta tiene en su colección alguno de los más bonitos que he visto nunca.