Hace ahora tres años que visité por primera vez Hong Kong. Fueron doce días en los que me vestí de turista convencional y me compré una guia 'Top Ten' - sobre todo para asegurarme que no me volvía sin haber visto lo que "hay que ver" en un viaje al otro lado del globo. No sabía entonces que mis pasos me llevarían de vuelta hasta allí, así que corrí entre templos, mercados y miles de personas con mi guía en la mano. Después aprendí que el alma de las ciudades no está en los libros, y que para descubrirlas basta con dejarse llevar entre calles y tener los ojos abiertos a lo que se nos quiera mostrar. Digo ésto porque en ese primer viaje yo no conocí Hong Kong. En esos dias yo solo entreví una silueta de rascacielos, luces de neón y mucha gente. Pasó el tiempo y volví, y fue entonces cuando de la mano de Oiting fuí conociendo un lugar repleto de matices. Y comprendí que la magía quizas si existe y que vive en Hong Kong, un lugar que ya visité cuando de niño leía historias de piratas. Y recordé que yo siempre soñé ser 'pirata bueno' y viajar por el mundo buscando tesoros.
Ahora pienso que "si crecer es olvidar los sueños, yo nunca crecí del todo. ME QUEDE PEQUEÑO".
2 comentarios:
Nene ...bonito lo que dices el dia
2 de Febrero...es muy bonito, me
gusto....sigue por favor.
ERNESTO
Gracias Ernesto. A ver si cogemos otra vez el ritmo y vuelvo a contar cosas.
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