El viernes por la noche llovía como si alguien se hubiera dejado la ducha abierta y enganchada a una nube. Me despertó a las 5 de la madrugada el resplandor de un relámpago. Segundos después llegó el petardazo de un trueno que casi me deja sordo. Me senté en el salón asomado a la ventana a ver la lluvia caer. Había momentos en los que la cortina de agua era tan espesa que no se veía la calle. Pude pasar una hora contemplando la tormenta más grande que he visto en mi vida, luego me volví a acostar. A las 10 de la mañana sonó el despertador. Corrí la cortina y vi que seguía lloviendo con la misma intensidad. Había quedado para ir a Tai O, pero hubo que cancelarlo. A las 11 salí de casa, paraguas en mano, con destino Casa-Rodolfo. Recorrí algo así como 100 metros antes de darme la vuelta y regresar a casa totalmente empapado. En la calle, el suelo era un charco de una cuarta de alto y el río, normalmente un hilillo de agua, amenazaba con salirse de su cauce. Estábamos en alerta negra y que lo mejor que podía hacer era quedarme en casa. Sobre las 4 ya no aguanté más y me fui a TST a tomar unas cervezas con Rodolfo. Llovía a ratos. El periódico de ayer mostraba Hong Kong inundado. Hoy ha salido Tai O en las noticias debido a los corrimientos de tierra.
Otra noticia que aparecía en primera página, era que se han encontrado algunos casos de fiebre aviar en mercados de Hong Kong. Se han matado todos los pollos y se procederá a la desinfección de todos los mercados. Hoy para cenar hemos tomado 'drunk chicken' porque a partir de mañana pasaremos 21 días sin pollo.
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